Hace dos días se dio a conocer un acuerdo de la coalición belga de reducir la semana laboral a cuatro días, liberando el viernes¹. Se trabajarían las mismas horas que antes, pero concentradas en esa cantidad de días.
Se dice que con esta flexibilidad se busca el bienestar del empleado, su mejor productividad y la conciliación de su vida laboral y familiar.
En mi opinión esta concentración del trabajo en cuatro días a la semana exige un alto grado de productividad y provoca un plus de estrés laboral, que perjudica la salud del empleado.
No se percibe el estado de bienestar y de mejora de la experiencia humana por tener el viernes libre de trabajo. Téngase en cuenta que el trabajo no realizado el viernes, se traslada al lunes, y a la par hay que atender y resolver el trabajo que surja en este día. No veo real que el empleado se desconecte el viernes porque los clientes querrán ser atendidos en sus peticiones. Hay un riesgo respecto de la fidelización de los clientes con la empresa, lo que a la larga puede repercutir en la sostenibilidad de esta.
Según lo que expresé al diario El Observador, la alternativa a esta reducción de la semana laboral a cuatro días sería la de seguir trabajando cinco días, aportando más productividad, y así poder tener un bienestar en los fines de jornada y en los días de descanso semanal, con una real desconexión.
Concluíamos en la entrevista que esta posibilidad de reducción en Uruguay está muy lejana por razones de cultura laboral y limitaciones de desarrollo económico, entre otras. Además, hay restricciones legales que no permiten agregar más de una hora a la jornada por efecto de la redistribución de las horas del viernes. Y por tanto la cuenta no da, y el excedente se tendría que pagar como horas extras, lo que hace inviable este cambio en nuestro país.
¹ Sobre este punto, consultó mi opinión el diario El Observador (Montevideo, Uruguay), que fue publicada en su edición digital del 16 de febrero de 2022: https://www.elobservador.com.uy/nota/concentrar-la-semana-laboral-en-cuatro-dias-es-posible-adaptar-la-reforma-belga-a-uruguay–202221617295