La experiencia indica que el diálogo social es el medio para lograr negociaciones exitosas y alcanzar amplios acuerdos. Es cuestión de proponérselo y se obtienen resultados, que son superadores de la perimida visión del antagonismo acérrimo de clases, que a nada conduce y frena el progreso social.
En nuestro país, todavía quedan vestigios ideológicos en el sector sindical, que van por el camino de avanzar hacia relaciones laborales de confrontación, donde el conflicto de clases es el estandarte. Esto se ha manifestado desde marzo de 2005 hasta la fecha, con picos altos de conflictividad, y con aplicación de medidas sindicales sin límites, que exceden el derecho de huelga reconocido en la Constitución.
Ante este panorama, es necesario trabajar para construir puentes de diálogo estables y pacíficos, con el fin de alcanzar relaciones laborales de calidad. El país necesita que mejoren por el bien de los trabajadores y de las empresas, de tal forma que quienes hoy tienen un emprendimiento, así como los que quieran radicar una inversión productiva, encuentren un clima laboral donde se pueda trabajar en paz y aportar nuevos puestos de trabajo y crear valor, que aumente la riqueza nacional.
La buena calidad de las relaciones laborales de un país es un elemento esencial que se toma en cuenta para hacer negocios productivos. Los inversores son los que eligen los destinos de su inversión. Es natural que exploren el menú de países, su estatus institucional y jurídico. Uno de los índices que se valoran es que las relaciones laborales funcionen en forma razonable, y no existan conflictos permanentes, donde los medios de diálogo fracasan en forma consistente.
La estrategia país debe pasar por la de trabajar desde el gobierno, los empleadores y los trabajadores, por construir relaciones laborales predominantemente cooperativas, siendo el conflicto laboral un elemento residual o marginal.
Desde el año 2011 venimos sosteniendo en forma consistente, que las relaciones laborales deben ser de cooperación[1]. Este tipo de relación se construye con mucho esfuerzo, dedicación, perseverancia y paciencia. El punto de partida es fijarse objetivos alcanzables y un plan de acción para lograrlos. Los actores sociales a todos los niveles deben reunirse periódicamente para identificar los intereses comunes y también poner arriba de la mesa los temas que las separan.
La experiencia nos enseña que no podemos acordarnos de las relaciones laborales cuando se desatan los conflictos. Hay que aprovechar los tiempos de paz para trabajar en construir relaciones laborales sanas, donde los actores sociales se comprometan a lograr los objetivos comunes propuestos. Debe existir un diálogo institucionalizado y estable entre los actores en todos los niveles (cúpula, rama y empresas).
Si los actores sociales trabajan sobre los intereses comunes en forma profunda y sincera, sin apego a ideología o preconcepto alguno, se pueden llegar a acuerdos fructíferos. De esta forma se va a construir confianza entre ellos y buenos vínculos interpersonales. Esta plataforma de acuerdo básico ayudará a resolver con más soltura los puntos o temas que los separan y así llegar a una transacción, donde cada una de las partes cede en beneficio del interés común de lograr la paz.
Si hay voluntad de cambio en los actores sociales, en cuanto al enfoque a dar a las relaciones laborales, y se trabaja en forma persistente en construir un modelo de cooperación, podemos alcanzar la meta de ser un país donde se pueda trabajar y producir, con paz duradera.
El conflicto laboral no se eliminará porque siempre va a existir, pero si se trabaja en la línea que proponemos, seguramente se va a atemperar, disminuir y los puntos en los que existan diferencias, se resolverán de manera civilizada, sin dañar los vínculos personales, que siempre deberían preservarse fuertes y leales. El conflicto siempre deja secuelas y daños que dificultan recomponer las relaciones. Los actores deben tenerlo presente y por ello deben esforzarse por agotar el diálogo para evitar el conflicto.
En algunas propuestas políticas de cara a las elecciones nacionales de octubre de 2019, se asume el compromiso de trabajar en construir relaciones laborales de cooperación. Nuestro país las necesita para poder transitar hacia un desarrollo productivo profundo, que potencie el empleo, y disminuya el actual nivel de desocupación.
[1] Construyendo relaciones laborales cooperativas (Publicado en Revista Cade, Doctrina &Jurisprudencia, T. XIV, 2011).