¿Cómo se construyen relaciones laborales en modo cooperación?

En la anterior nota, decía que era necesario construir relaciones laborales cooperativas, con el fin de superar el modo actual de relación colectiva laboral, donde predomina la confrontación. Se debe invertir el modelo, donde prevalezca la cooperación, y el conflicto sea residual o marginal.

La realidad enseña que las relaciones laborales de cooperación se construyen con mucho esfuerzo, dedicación y persistencia, no dándose por vencido nunca. En la línea de partida hay que establecer objetivos alcanzables y un plan de acción para lograrlos. Los actores sociales, con el apoyo del gobierno si es necesario, deberían reunirse en forma periódica y consistente para identificar los intereses comunes generales y también poner de manifiesto los temas que los alejan o separan.

La experiencia nos indica que hay que maximizar los tiempos de paz laboral, para trabajar en generar relaciones laborales basadas en la confianza, donde los actores sociales se comprometan a lograr los objetivos fijados. El diálogo social estable, permanente y con preferencia institucionalizado, es la base para construir relaciones laborales fundadas en la cooperación constante, sin que ninguna de las los actores sociales deje de defender sus respectivos intereses.

Si los actores sociales dialogan sobre los intereses comunes en forma profunda y sincera, sin apego a ideología o preconcepto alguno, van a llegar a acuerdos beneficiosos, que a su vez, van a generar confianza entre ellos. Esto permitirá resolver con más pragmatismo, los puntos o temas que los separan. Sin duda que esto implicará hacer acuerdos transaccionales, donde cada una de las partes tendría que ceder algo en aras del interés común.

Hay algunos requisitos que deberían cumplirse para que se puedan construir relaciones laborales cooperativas.

En primer lugar, debería existir un interés de los actores sociales en todos los niveles de practicar el diálogo social y en todas las ramas de actividad, para encontrar los temas comunes que los unen y resolver los temas en los que hay diferencias.

En segundo lugar, los acuerdos deben cumplirse por ambos actores sociales y de buena fe. Esto es fundamental para que las partes generen y mantengan una confianza recíproca duradera.

En tercer lugar, el gobierno debería actuar como garante del cumplimiento de los acuerdos que celebren los actores sociales. El gobierno debe actuar con equilibrio y no hacerlo favoreciendo a uno de ellos. Este es uno de los factores fundamentales para que se puedan construir relaciones laborales cooperativas estables. No pueden existir fisuras en el sistema de relaciones laborales por la actuación basculante del gobierno.

Si se cumplen estos requisitos básicos, y si hay voluntad y actitud de los actores sociales y del gobierno, se pueden cambiar profundamente nuestras relaciones laborales, y así caminar hacia el modo de relación laboral colectiva de cooperación.

La realidad nos indica que el conflicto laboral no se eliminará, porque siempre van a existir diferencias entre los intereses. Pero si se persiste en la hoja de ruta que proponemos, tenemos la certeza de que el conflicto laboral se va a mitigar, y los puntos en los que existen diferencias, se conducirán de tal forma, que deberían resolverse de manera civilizada, y sin dañar los vínculos interpersonales.

En este nuevo tiempo que se inicia en el año 2020, sea con o sin cambio de orientación política del gobierno, quedamos a la espera de que los actores sociales inicien un compromiso de diálogo, con el firme propósito de edificar relaciones laborales cooperativas.

Uruguay necesita transitar hacia este modo de relación laboral, con el fin de alcanzar un desarrollo productivo, que permita aumentar la calidad del empleo y los puestos de trabajo. Esto redundará en beneficio de toda la sociedad, que verá los resultados en la mejora de la calidad de vida de los trabajadores en todas sus dimensiones.