La mediación debería funcionar bajo el esquema de un trabajo en equipo. El mediador y los interlocutores de los actores sociales del diferendo laboral, deberían ser personas con mucha experiencia y con sólida formación en técnicas de negociación. La solución de un conflicto por medio de la mediación no es una tarea fácil, teniendo en cuenta que en forma bipartita las partes ya ensayaron varias propuestas y no lograron acordar.
El mediador incorporado a la mesa de negociación por las partes por directa designación, podrá cumplir funciones de conciliación y mediación, con el fin de ayudar a las partes a encontrar un punto de encuentro, que permita la solución satisfactoria del conflicto.
Naturalmente que el mediador debe ser independiente de las partes y neutral. Este es un requisito esencial porque es lo que permite que las partes depositen la confianza en esta persona. El mediador debería tener una conducta equidistante y no comprometida con los intereses de una de las partes.
Me inclino a que el mediador que las partes finalmente elijan, provenga de un servicio o centro privado de mediación y conciliación. En mi opinión, si en la mediación participa un tercero que representa al gobierno, éste podría tratar de resolver el conflicto, por ejemplo, con criterios políticos y no técnicos. La experiencia indica que todo va a depender de la orientación política del gobierno.
En mi experiencia, en algunas ocasiones, el mediador público podría formular propuestas no equilibradas, que son beneficiosas para una parte, en desmedro de la otra. Esto no contribuye a que la parte perjudicada tenga confianza en el valor efectivo de este mecanismo, y da mérito a que cuestione la imparcialidad y neutralidad del mediador.
El mediador luego de escuchar la posición de las partes debería proponer una solución que busque armonizar los intereses de las partes y que sea aceptable para las mismas. Esta propuesta del mediador puede ser reformulada por cada una de las partes y el mediador puede construir una nueva solución, y así hasta llegar al fin del conflicto.
Debe destacarse que el mediador tiene como función ser un componedor del conflicto y no decide, es decir, no tiene como función la de ser un juez. Sus propuestas no son vinculantes, mandatorias, para las partes, las que pueden desestimarlas. Pero las partes también tienen que dar su input a cada propuesta formulada por el mediador, de forma que éste vaya construyendo paso a paso la solución.
En síntesis, la mediación es un proceso colaborativo de carácter dialéctico entre los actores sociales partícipes del diferente y el mediador. Este último debería aproximar a las partes a ayudarlas a comunicarse mejor, a identificar dónde están las diferencias, y a trabajar en el diseño de una solución compartida y que contemple en parte algún interés de cada parte.