¿Cómo ayudar para mejorar el alicaído empleo de los jóvenes?

El desempleo de los jóvenes en Uruguay alcanza niveles muy altos, afectando más a los que viven en el interior del país. Cada vez más lejos se vive de la capital, menos oportunidades de encontrar trabajo. El Estado no llega con programas integrales efectivos de educación para el trabajo, entre otros aspectos.

En el último programa del Partido Nacional se afirma que los jóvenes son un grupo particularmente golpeado por el desempleo. Para los menores de 25 años, el desempleo promedio del último año fue del 25,5%, mientras que para los mayores de 25 la tasa es del 5,2%. En el caso de las mujeres jóvenes, el desempleo llegaba al 30,6% a setiembre de 2018.

Este crucial problema exige soluciones que apunten en varias direcciones, pero que todas deberían converger a que los jóvenes puedan insertarse en el mercado laboral.

Uno de los aspectos centrales es la reforma de los planes educativos, para actualizarlos y adaptarlos a las exigencias del mercado de trabajo.

La educación no solo forma a la persona como ser integral, sino que también le debe dar herramientas para que pueda encontrar trabajos sostenibles en el tiempo. Los educandos advierten que lo que le están enseñando no le sirve para un futuro laboral, y por ello, un gran porcentaje abandona el sistema educativo formal, y pasa a engrosar el grupo numeroso de desempleo sin futuro. Sin educación, no hay un futuro tangible para estos jóvenes.

Hay que hacer una estrategia de marketing de manera de incentivar a los jóvenes a estudiar, y con ejemplos prácticos, hacerles ver la utilidad práctica de lo que están aprendiendo. Esta pregunta me la hacía en mi época de juventud cuando cursaba la enseñanza media. Mucha teoría y poco pragmatismo. Cuando se egresa del sistema educativo, la realidad laboral nos golpea y nos hace cuestionar el estar tantos años estudiando, sin haber adquirido herramientas efectivas para desarrollar un trabajo de calidad.

En este sentido, en el Compromiso por el País firmado por los partidos de la oposición antes de la segunda vuelta electoral, plantea varias propuestas para solucionar este problema.

En primer lugar, se asume el compromiso de una reforma curricular que abarque la educación desde los 3 hasta los 18 años, y que se fundamente en la formación por competencias. Esto es fundamental para que las nuevas generaciones no se pierdan en una maraña de conocimientos dispersos que no tienen una unidad sistémica. El conocimiento adquirido debe dar respuesta a la pregunta: ¿Para qué estudio? Si este objetivo no se le aclara al joven, seguramente el sistema educativo no lo podrá retener.

En segundo lugar, se propone impulsar la formación dual y otras modalidades que favorezcan la igualdad de oportunidades en el acceso al mundo de la producción y del trabajo.
Esto ya estaba dicho en el programa del Partido Nacional, donde se define a la formación dual como una modalidad educativa que alterna el aprendizaje teórico en un centro de educación formal con la práctica en un lugar de trabajo, de modo tal que el tiempo pasado en el ámbito laboral cuenta como tiempo de aula.

Se afirma que esta experiencia constituye una alternativa atractiva para los jóvenes que aspiran a una rápida inserción en el mundo del trabajo, al tiempo que genera beneficios para las empresas en términos de calificación de recursos humanos y productividad. Mi experiencia me afirma que si la teoría no va seguida de la práctica, los conocimientos no quedan firmes y el joven no tiene herramientas efectivas para desarrollar un trabajo.

En este sentido se propone reformular las Leyes de fomento del Empleo Juvenil, que no han dado resultados. Básicamente en la última modificación, anoto, se hicieron cambios que detuvieron el avance del empleo formativo de los jóvenes que estudian. Se las encaró como una relación laboral dependiente, con pago de salario y beneficios, con cargas a la seguridad social y con la designación de un tutor a cargo de la empresa. Para las empresas no es atractivo porque se le establecen las mismas condiciones que si contrata a un trabajador ya formado, que naturalmente cuenta con ventajas para ser contratado en lugar del joven.

Se tendría que recorrer el camino de contratos formativos a plazo, donde el joven obtiene una contraprestación muy importante, que es aprender a trabajar y aplicar los conocimientos. Si le agregamos a la empresa que tiene que asumir todos los costos como si contratase a un trabajador dependiente normal, el proyecto fracasa.

En tercer lugar, y en la misma línea de avanzar en la educación para el trabajo, se propone profundizar la alianza estratégica entre tecnología y educación, apoyándonos en la experiencia del Plan Ceibal y de la UTU (Universidad del Trabajo del Uruguay).

Y otra medida será desarrollar la UTEC (Universidad Tecnológica), apostando a la creación de nuevas carreras tecnológicas en el interior del país y aumentando el número de plazas disponibles. La idea es apuntar a levantar el empleo de los jóvenes en el interior, dándoles una formación profesional orientada hacia las nuevas tecnologías.

En cuarto lugar, se asume el compromiso de desarrollar proyectos de formación técnico-profesional destinados a jóvenes de 15 a 25 años que no estudian ni trabajan, iniciándolos en el aprendizaje de oficios y en la incorporación de nuevas tecnologías constructivas.

Como decía, la formación profesional del joven es la clave para su inserción en un trabajo decente. En el programa del Partido Nacional, se proponía la creación de una Sistema Nacional de Formación Profesional Continua. En la actualidad hay una confusión de Instituciones abocadas a lo mismo, pero que no hay detrás ningún plan estratégico común, que tenga claro los objetivos. Entiendo que esta propuesta debería llevarse a cabo, que redundaría en beneficio de los trabajadores actuales y de los que no tienen trabajo, y especialmente, debería focalizarse en los jóvenes.

Finalmente, se asume el compromiso de fomentar la cultura emprendedora. Se expresa que la generación de nuevos emprendimientos crea empleo, pero además debe ser concebida como una herramienta para el desarrollo tecnológico, la innovación y la mejora de las condiciones de vida.

En setiembre del presente año se aprobó una Ley sobre emprendedurismo, cuyo centro fue crear un nuevo tipo social (sociedad por acciones simplificadas) y una nueva Institución. Todavía transcurrió poco tiempo para evaluar si esta ley va a ser efectiva o por su complejidad perderá aplicación práctica.

En el programa del Partido Nacional se proponen incentivos para los nuevos emprendimientos, mediante la exoneración temporal de aportes a la seguridad social, entre otras medidas. Hay que prestarles atención y apoyo a los emprendimientos que surgen del trabajo colaborativo, como en el ámbito de los co-works. En estos espacios se ven muchos jóvenes trabajando  para incubar nuevas micro empresas, que con su crecimiento generarán nuevos empleos.

Hay mucho trabajo por hacer en esta área que lamentablemente se quiso hacer mucho, pero se lo hizo en forma muy desordenada y sin lograr efectividad. A la vista están los altos índices de desempleo en los jóvenes.

En marzo de 2020 se inicia un nuevo camino de esperanza. Vendrán nuevas ideas, con objetivos tangibles y cumplibles en el corto y mediano plazo, y con acciones concretas para llevarlos a cabo.