Acciones de mejora de las relaciones laborales (4)

Relaciones laborales equilibradas

Un sano funcionamiento de las relaciones laborales requiere que los actores sociales estén en una situación de equilibrio de fuerzas para defender sus respectivos intereses, sin que el gobierno se incline a favor de uno de ellos.

Si se diera el caso que el gobierno protegiera en forma aislada o sistemática los intereses de uno de los actores sociales sin una razón objetiva clara, y desamparara los intereses del otro actor, está claro que no está actuando con neutralidad y aporta un factor de conflicto a las relaciones laborales.

Este punto está intensamente ligado a la determinación de si en un sistema laboral determinado, los actores sociales tienen independencia respecto del poder político y si alguna de las partes sociales tiene una ligazón ideológica con el gobierno de turno.

La experiencia enseña que si un actor laboral está intensamente ligado al poder político, es altamente probable que exista una alianza con el gobierno, y es allí donde se genera la situación de falta de equilibrio, ya que el otro actor social se verá excluido del sistema y de las decisiones estratégicas.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) afirma que en cada país es indispensable preservar la libertad y la independencia del movimiento sindical de los cambios políticos que puedan sobrevenir. Cuando los sindicatos deciden establecer relaciones con un partido político, las mismas no deben ser de tal naturaleza que comprometan sus funciones sociales o económicas.

También sostiene la OIT que cuando los gobiernos se esfuerzan en obtener la colaboración de los sindicatos, deberían tener en cuenta que se debería preservar la independencia del movimiento sindical. El gobierno debería evitar que el movimiento sindical se transforme en un instrumento político, y utilizarlo para alcanzar sus objetivos. Tampoco el gobierno debería inmiscuirse en las funciones normales de un sindicato.

En la doctrina laboral, el Profesor Jean C. Javillier afirma que en el respeto de la plena autonomía de los actores sociales, el Estado está llamado a conferir igual tratamiento a unos y a otros, inspirado por una estricta neutralidad.

Este es un punto muy sensible en las relaciones laborales. En nuestro medio laboral, el sector empleador en varias oportunidades, tanto a nivel local como en foros internacionales, ha expresado que a su juicio el sistema de relaciones laborales uruguayo no es equilibrado y que el gobierno ha favorecido al movimiento sindical.

Ante esta realidad, y con el fin de desideologizar las relaciones laborales e independizar a los actores sociales del gobierno de turno, mi propuesta es que a través de una ley se implementen mecanismos que aseguren una posición equidistante, objetiva y profesional del gobierno en las relaciones laborales. No importa cuál sea su orientación política. Lo importante es preservar la necesaria independencia de las organizaciones laborales respecto del poder político.